Escóndete esos alambres que te brotan de las sienes,
Dóblales las puntas y encájale flores…
Deja que te vean con buenos pensamientos.
Tápate los alambres que te salen desde el pecho,
Córtale la raíz,
Aunque te quedes medio muerto,
Aunque me vuelvas a explicar que el pasado
Crece tan luego en lo averiado del corazón.
Desármate esos molinos de alambre
Que echan polvo desde tu boca y
Sólo, tan solo así,
Dejarán de sonarte esas latas del día,
Cada vez que hables de aquello.
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