viernes, 3 de febrero de 2012

EL SILENCIO DE LOS MILAGROS



Esteban nació durante la madrugada del miércoles en una extraña ciudad llamada Serena. Exactamente una semana más tarde, su mamá salió de la casa para ir a comprar el pan de la mañana con los últimos vueltos del mes de abril. Ella iba feliz, radiante, algo en ella brilló más que en todos los días anteriores, eso lo sabía cualquiera que conociera a Isabel. Fue caminando, mientras los árboles se mecían como reverenciando sus pasos de medio tacón, cruzó la calle para dar con el almacén, tarareando una hermosa canción de cuna, cuando de pronto, un automóvil apareció de la nada y la lanzó lejos. En ese preciso momento en el que su voz se detuvo, antes que gritara por el impacto, se hizo el silencio de los milagros, un silencio de aplauso mudo. El chofer se bajó rapidísimo para ayudar a la accidentada, pero ella ya no estaba, un manto invisible la habría cubierto o jamás nada habría sucedido. Segundos más tarde al accidente mucha gente salió de sus casas para saber lo que había ocurrido, luego se volvieron a entrar como peces al mar, sin novedad. El cuerpo de Isabel nunca más volvió a aparecer en el mundo. Esteban mientras tanto seguía en su cuna, nada por su cabecita daría algún indicio sobre la extraña desaparición de su madre. Lo cierto es que nadie en toda la cuadra sintió llorar al lactante ni ése día, ni al siguiente, ni durante los años venideros. Muy extrañamente, nadie volvió a recordar la imagen de su madre, ese manto invisible también habría borrado los recuerdos que se tuviesen de ella, como si no hubiese existido jamás, como para que nadie hiciera preguntas. Isabel siempre quiso ser madre. Del padre nunca nada se supo.
Esteban creció en silencio, escuchaba a las estrellas de noche, conocía bien el estado de ánimo de los grillos del sector, amaba a la brisa que jugaba entre los árboles, el crujir de las hojas, reconocía los pasos del mundo. Su mirada era cristalina como el agua y el cielo juntos, mirarlo de frente era verse por completo, un asunto de almas. Nunca le faltó el alimento, no se le vio salir de ese lugar durante 17 años, ni emitir ningún sonido, fue invisible…Hasta que un día abrió la puerta de calle al ver por la ventana que un pequeño zorzal había caído de su nido. Tomó al polluelo entre sus manos cuando de pronto se sintió observado, cuando se puso de pie ya fue demasiado tarde, una muchacha de dulce voz le preguntaba: Y tu, de dónde eres? No te había visto por acá antes. Esteban no supo que responder, se puso rojo, le temblaba la garganta. Decidió extender sus brazos como ramas con el polluelo, en acción de entregárselo. Ella abrió sus manos y cuando el pajarito ya estaba ahí ella volvió a levantar la mirada y Esteban había desaparecido. Pasaron los días y por más vuelta que dio alrededor de esa casa a ninguna hora ni la sombra del joven se vio. Esteban durante un buen tiempo meditó sobre el rostro de aquella muchacha, recordaba el sonido de sus labios fabricando molde a las palabras, su voz más alta que la voz de la brisa entre los árboles, la expresión de su mirada al reconocerlo en la calle…La necesidad de volver a sentir su presencia de cerca echó raíces en el corazón hasta tener urgencia. Un buen día volvió a salir, su pasos fueron cediendo hasta el árbol de la esquina cuando ella apareció frente a él: Le conté a mi mamá que te había visto, me dice que tu nombre es Esteban, pero no cree que estés vivo, yo le aseguro que eres real, que en tu mirada se ve inteligencia y que si los ángeles existieran se parecerían a ti. Yo me llamo Sofía, mucho gusto. Él tirita y a la vez escucha los fuertes latidos de su corazón. Sin emitir palabra toma su mano y la lleva sobre su pecho, para que sienta como late. Ella sonríe bajo el sol y dice que sus corazones se parecen, que vienen de la misma galaxia. Esteban vuelve a tomar su mano, la acaricia, y ve como se mimetiza en su propia mano, son iguales. Caminan juntos durante horas, durante el camino nadie los ve, nada intercepta la ruta, Sofía aprende a amar ese silencio continuo. Durante los meses venideros todos los días a las 6pm se juntaron en el mismo árbol a contemplarse, y luego fueron presentándose pájaros al caminar, verlos hubiese sido un gran acontecimiento para cualquiera.
Los médicos de la familia ya habían hablado con los padres de Sofía, y en conjunto ya tomaban la decisión de desconectarla del respirador artificial luego 3 meses de estar en coma producto a una grave caída desde un árbol muy alto. Sofía abrió los ojos de pronto y encontró a su madre observándola. Mamá, dónde se fue Esteban? La madre no podía creer que su hija al fin hubiese despertado, era un milagro, apretó su mano, llorando de emoción, accionó el timbre para dar aviso a las enfermeras. Hija, ¿cómo te sientes? ¿Dónde está Esteban? ¿Qué Esteban?, no conoces a ningún Esteban, Sofía, debes haberlo soñado. Entonces Sofía se descompensó y comenzó a tener fuertes convulsiones, las enfermeras no llegaban y la madre tuvo que salir corriendo a buscarlas, cuando al volver, encontró la camilla vacía, el cuerpo de Sofía ya no estaba, desapareció, y en ningún registro del hospital está escrito su nombre.

jueves, 2 de febrero de 2012

CONVERSACIONES DE BOTÓN



Don Patricio está solo en Santiago. Vive frente a la ventana como macetero sobre el cuarto piso. La gente siempre pasa de largo y desde el balcón, son solo hormigas bajo el puntero infrarrojo del sol. Las mañanas se saltan fechas de miércoles en miércoles cuando hay que pavimentarse como uno más de la sociedad directo a la fila del consultorio para que la doctora firme el certificado catastrófico que se les da a los vivos luego de tanto. Y si tan solo supiera que ocurrirá en 2 años más no viviría memorizándose las líneas de sus manos vacías que alojaron a esas otras manos hoy desiertas que aman recuerdos en otro lugar. Sus relojes cuan óvulos de 70 años ya no funcionan. El tiempo pasó a tomarse una coca cola al lado del camino y le trataron bien, entonces le cierra un ojo, le regala siestas, le plancha y guarda el polvo en gratitud entre las fotos semi vivas. Si el tiempo siguiera igual que antes la existencia sería un rápido dejavú. Su habitación es un eco de otros ecos. Por donde quiera que transite su paso disléxico, la soledad lo nombra con las mismas palabras: Don Patricio, se va a servir lo mismo que ayer?. Y se viste igual todos los días. Y tiene cita con la doctora cada miércoles. Y ocupa el mismo plato blanco. Duerme con la tele prendida y al otro día, se abriga con la chomba de los tres botones. Que hablan.
Hola botón. Cómo estás?
¿Cómo que estoy más gordo, ¡Y te quejas!? Con el frío que hace, como si hubieses dejado abierta la puerta del mundo al entrar. Qué será de ti botón cuando mi cuerpo ya no te de techo y te quedes medio tirado por ahí. Entre los árboles, en medio del pasillo, en una caja del Hogar de Cristo.
¿Qué dirás cuando te cambie por estrellas?
Hola botón, hoy nos fue bien en el banco. Me dicen que si a la víscera cardiaca ya no le caben pretextos y explota, me condonarán la deuda. Muy alentador para un día nublado.
Hola botón. Te conté? Hoy recibí una llamada. Sí! Toda una llamada! Adivina quién era…Mi nietecita. Si, ella, me cuenta que está bien, dice que me está esperando, que me vuelva rápido, que estoy muy solo aquí. Yo prefiero no hablarle precisamente de ti y le transmito con que tú eres un gato Siamés que todas las tardes, a eso de las seis, llamas a mi ventana con voz afinada y melodiosa, como si fueras una niñita exploradora que pasa ofreciéndome números de la rifa.
Hola botón. Qué haces ahí colgando, te las das de trapecista ahora? Tan multifacético, te vas pareciendo a mi corazón. Ven, te coseré, quedarás hermoso. Ya, ya estás, te sientes mejor?
Yo no.
¿ Cóseme?
Hasta mañana botón.

miércoles, 1 de febrero de 2012

COMO ÁRBOLES MILENARIOS


Algo en mi se paraliza y luego vuelve a andar
La pared se abrió en dos de pronto
Y todos aquellos pájaros en cautiverio

Volaron desde mi pecho.

La lluvia cayó sobre las semillas en el desierto de los días
Y yo también florecí / te ví sonreír desde los cielos /
En el rostro de un niño / entre las manos de dos abuelos /
Retaurando las estrellas de mi alma.

Te ví pasar un buen día / ibas con un sueño por delante
Contándole tu día un reloj convencional /
yo iba caminando (simplemente...) y te ví.
Algo en mi se paralizó
Y luego volvió a andar cómo un recién nacido.


Algo besó mi frente / alguien tocó mi mano / en un instante muchas victorias fueron otorgadas a este corazón : Como medallas / como sonrísas / como tu amor.

¿En qué lugar del alma crece tanta dedicación...Tanto homenaje?
¿Tendrá el corazón latifundos / geografías infinitas capaces de criarnos durante los siglos de la historia sin humedecer a la memoria / a esta inolvidable fotografía de nosotros mismos?

Te vI pasar
Y antes que te fueras lejos fuí mucho aire / agua / fuego y tierra a la vez 

Entonces tuve voz y urgente dije: Hola...Te conozco/
Al unísono /al otro lado del mundo tu y yo siendo tan solo niños prometímos nunca abandonarnos
 /Pase lo que pase / y tomé tu mano mientras tus ojos brillaban expandiendo la luz en todo el mundo.

El tiempo / un ramo de sueños silvestres / la identidad infinita y los árboles milenarios que hemos plantado/ nuestros nietos, nuestros hijos / la vida entera en un segundo por vivir este amor contigo / la existencia en un instante por regresar a tí: Mi hogar / mi trayectoria estelar / mi poema ganador / la misma alma / el mismo amor...El mismo amor.

Te vi.